.La Navidad

                                                  
                                                 





                                   El verdadero origen de la Navidad



Hemos visto, pues, que la Navidad llegó al mundo por medjo de la Iglesia Católica y que ella la recibió del paganismo. Ahora bien, ¿de dónde la sacaron los paganos? ¿Cuál fué su verdadero origen?

La Navidad es una de las principales tradiciones del sistema corrupto llamado Babilonia, y como tal es censurado en las profecías y enseñanzas bíblicas. ¡Tiene sus raíces en la antigua Babilonia de Nimrod! Sí, ¡data de la época inmediata­mente posterior al diluvio!

Nimrod, nieto de Cam, hijo de Noé, fué el verdadero fundador del sistema babilónico, sistema de la competencia organizada, de imperios y gobiernos humanos, del sistema económico del lucro, el cual se ha apoderado del mundo desde entonces. Nimrod construyó la torre de Babel, la Babilonia original, Ninive y muchas otras ciudades. Organizó el primer reino de este mundo. El nombre Nimrod se deriva de la voz hebren marad, que significa “rebelar”.


De escritos antiguos aprendemos que fué este hombre quien comenzó la gran apostasía mundial organizada que ha dominado al mundo desde tiempos inmemoriales hasta ahora. Nimrod era tan perverso que se dice se casó con su propia madre cuyo nombre era Semíramis. Muerto prematuramente, su llamada madre-esposa, Semíramis, propagó la perversa doctrina de la supervivencia de Nimrod como ser espiritual. Sostenía que de la noche a la mañana un gran árbol (tipo siempre verde) surgió de una cepa muerta, lo cual simbolizaba el nacimiento de Nimrod a una nueva vida. Ella declaró que en cada aniversario de su natalicio Nimrod dejaría regalos en el árbol. la fecha de su nacimiento era el 25 de diciembre. He aquí el verdadero origen del árbol de Navidad.


Con tramas e intrigas Semíramis se convirtió en la “reina del cielo” babilónica, y Nimrod, bajo diversos nombres, se convirtió en el “divino hijo del cielo”. Después de varias generaciones de esta adoración idólatra, Nimrod también se tornóen el falso mesias, hijo de Baal, el dios Sol. En este falso sistema babilónico, “la madre y el hijo” (Semíramis y Nimrod nacido nuevamente) se convirtieron en los principales objetos de adoración. Esta veneración de “la madre y el hijo” se extendió por todo el mundo, con variación de nombres según los países y las lenguas. Por sorprendente que parezca, encontrarnos el equivalente de la Madona ¡mucho antes del nacimiento de Jesucristo!

Así fue como en los siglos cuarto y quinto, mientras los paganos del mundo rornano se convertían en masa al “cristianismo” llevando consigo sus antiguas creencias y costumbres paganas y disimulándolas bajo nombres cristia­nos, se popularizó también la idea de “la madre y el hijo”, especialmente en época de Navidad. Las tarjetas de Navidad, los villancicos y las escenas del pesebre reflejan este mismo tema.

Quienes fuimos criados en este mundo babilónico, quienes hemos escuchado y aceptado estas cosas durante toda la vida, hemos aprendido a venerarlas como algo sagrado. Jamás dudamos. Jamás nos detuvimos a investigar si estas costumbres tenían su origen en la Biblia o en la idolatría pagana.

Nos asombramos al conocer la verdad y, desgraciadamen­te, hay quienes se ofenden ante la verdad escueta. Pero Dios ordena a sus ministros fieles: “Clama a voz en cuello, no te detengas; ala tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión” (Isaías 58:1). Increíble como parezca, estos son hechos reales en la historia y en la Biblia.

El verdadero origen de la Navidad está en la antigua Babilonia. ¡Está envuelto en la apostasía organizada que ha mantenido engañado al mundo desde hace muchos siglos! En Egipto siempre se creyó que el hijo de Isis (nombre egipcio de Ia “reina del cielo”) nació un 25 de diciembre. Los paganos en todo el mundo conocido celebraron esta fecha siglos antes del nacirniento de Jesucristo.

Jesús, el verdadero Mesías, no nació un 25 de diciembre. Los apóstoles y la Iglesia primitiva jamás celebraron el natalicio de Cristo en esa fecha ni en ninguna otra. No existe en la Biblia mandato ni instrucción niguna para hacerlo. Pero sí existe cl mandato de observar, no festejar, la fecha de su muerte (I Corintios 11:24-26; Juan 13:14-17).

Así fue como los “misterios caldeos”, inventados por la esposa de Nimrod, nos fueron legados — con nuevos nombres cristianos por las religiones paganas.

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